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L’Inter Dei Tedeschi

En primer lugar, agradecer a Álex, primero su invitación para hacerme cargo del artículo sobre el gran Inter de finales de los 80, y por supuesto que me haya permitido el publicarlo en su blog.
El título es bien claro:L’Inter dei tedeschi, el Inter de los alemanes. Así era conocido el equipo nerazzurro de finales de los 80, para contraponerse al Milan de los holandeses. Y así, ha pasado a la historia y ha perdurado en los corazones de quienes simpatizamos con el equipo. También, para qué negarlo, de los que los sufrieron en su día... pero supongo que estos les tendrán menos cariño a los Matthaus, Brehme y Klinsmann.
En una época en que la Serie A era una verdadera NBA del fútbol, cuando todos los grandes jugadores iban a jugar a Italia, cuando año tras año las figuras iban (y venían, ya que no todos daban la talla para el campeonato más duro del mundo), en los años 80, ese equipo del Inter se batió el cobre con algunos de los mejores equipos de la década, derrotándolos en la gloriosa campaña de 1988-89.
Como ya dije, es inmensa la cantidad de estrellas fichadas por el Calcio en la Década Prodigiosa: Sócrates, Zico, Bertoni, Schachner, Prohaska, Rumennigge, Hansi Muller, Elkjaer Larsen, Briegel, Maradona, Falcao, Cerezo, Van Basten , Gullit, Rijkaard, Careca, Alemao, Díaz, Rush, Junior y un larguísimo etcétera de cracks de todos los puntos del mundo.
Los precedentes del Inter durante los 80 ya eran de un equipo ganador, pero probablemente el más italianizado del Calcio, con Alessandro Altobelli como gran estrella, y con una tendencia ya importante a los jugadores germanos. Así llegaron Hansi Muller y Karl Heinz Rumennigge, dos estrellas rutilantes (ambas tuvieron un paso discretito por San Siro), y también el austríaco Herbert Prohaska, un mundialista del 78 y 82, conocido por su garra y adorado por los tiffossi: un pulmón.
En esta época, la Juve era el equipo más fuerte del mundo, amparada en el potencial económico de la familia Agnelli y con Trappattoni en el banquillo, l’Avvocatto formó un equipo rutilante, con 6 campeones del mundo en el 82 (Zoff, Cabrini, Gentile, Scirea, Tardelli y Rossi), unidos a los dos jugadores más destacados del mismo mundial, el francés Platini y el polaco Zbiniew Boniek. Con estos mimbres, el equipo juventino no encontró rival en la serie A y en Europa, a pesar de perder la Copa de Europa del 83 ante el Hamburgo o el Scudetto del 85, ante el sorpendente Verona de los Elkjaer, Briegel, Garella o Galderisi.
Cuando comenzó el declive de este magnífico equipo, la Serie A, en la segunda mitad de los 80 se llenó de conjuntos muy destacables, que se conjugaron en la campaña 88-89. Surgieron el Milan de los holandeses, el Napoli de la delantera Ma-Gi-Ca (Maradona, Careca, Giordano), la Juve siemrpe poderosa (Zavarov y Alejnikov conformaban un potente centrocampo, junto a Rui Barros y los conocidos Cabrini o Tacconi), la Fiorentina de Baggio, la pujante Sampdoria de Mancini y Vialli...y como no, el Inter de los alemanes.
El equipo nerazzurro se había hecho con los servicios del mejor todocampista del mundo, el alemán Lothar Matthaus, y de su compatriota Andreas Brehme, un lateral de largo de recorrido con una pegada formidable. Además, el ganador Giovanni Trappattoni se había hecho con el puesto en el banquillo interista. Forjó un equipo de hierro, con una defensa impenetrable, un centro del campo trabajador y talentoso, y una delantera mortal. Así, y en los años sucesivos, con algún cambio en los elementos del equipo se forjó este inolvidable conjunto, que analizaremos un poco más estrechamente a continuación.
En la portería, el mejor. Así de sencillo, Walter Zenga, el sucesor de Ivano Bordon y el mejor guardameta del mundo junto a Rinat Dassaev. Indiscutible número uno de Italia, todavía nadie se explica el por qué de su suplencia en Mexico 86, a favor de un muy inferior Giovanni Galli. Adorado por los hinchas, completó una de las mejores temporadas de su carrera.
La defensa, el fiel exponente del mejor fútbol italiano. Los internacionales Ferri, Bergomi (il zio d’Italia, la leyenda del club), Mandorlini, Giusseppe Baresi y Andy Brehme guardaban la meta interista. Un seguro de vida.
El centrocampo, probablemente una de las lineas mejor cubiertas. Matthaus aseguraba lucha, distribución, gol y jerarquía ante los números 10 de todo el mundo. Junto a él, Nicola Berti, con 21 años, le disputaba a Baggio el título de mejor joven de Italia, y sería mundialista (y con el 10), en Italia 90. El joven Bianchi tambien ponía sus gotas de calidad. De Matteoli, el mismísimo Falcao hablaba maravillas.
En el ataque, con Diaz, el argentino y Serena, los goles estaban asegurados. Serena rompió el record de goles de la Serie A en esa temporada 88-89, con 22, marca que no se alcanzaba desde hacía 30 años. Al años siguiente, 89-90, la llegada de Klinsmann, que sustituyó a Díaz hizo aún más potente el ataque del Inter.
Es por esto, que el equipo de los alemanes ganó el Scudetto de ese año, marcando 58 puntos, con 26 victorias, 6 empates y 2 derrotas. 67 goles a favor y ¡19! En contra. El más goleador y el menos goleado. Un equipo para la historia.

SERGIO VILARIÑO (Der Kaiser) 7/05/2007
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